Esa muchacha fuerte y deseada, brillante, callada, cuidadosa y glamorosa no es lo que parece.
Ella en realidad es una niña.
Ella parece fuerte, pero al primer soplo de la persona indicada, ella se derrumba.
La vida de ella es difícil, nadie sabe que cuando camina se pierde.
Nadie sabe cuántas lágrimas derrama.
Nadie sabe lo que su mente retiene.
Nadie sabe el miedo y la soledad que esconden sus ojos.
Ella provoca que todos los que la conocen nunca la olvidan. Pocos saben lo dulce y buena que puede ser realmente. Su apariencia y su interior no compaginan.
Ella sabe que se tiene a ella misma.
Ella es esa rosa negra. Que expone sus espinas para parecer fuerte.
Esa niña tubo que crecer rápido. Aprendió a mirar a los espejos sin asustarse. A no temerle a la oscuridad que lleva la noche, porque ella es el brillo de la luna.
Ella sabe perfectamente lo que sucede a su alrededor, adicciones, decisiones no tomadas y escapes. Por eso creo su propio mundo. Un mundo donde la tristeza y las lágrimas son población. Y donde la oscuridad toma el lugar de la luz.
El maquillaje es solo una máscara que utiliza para salir de su mundo, una máscara que hasta la hace parecer feliz. Algún día esa mascara no soportara tanta mentira y se romperá.
...
-Cicatrices en sus brazos, son la prueba de esta historia señor juez.
-De acuerdo. Puede dormir tranquila esta noche.
-Pero en el pueblo nadie nunca más la vio, parece que durmió muy bien aquella noche, tanto que la pobre no despertó.
